Legumbres como los frijoles, las lentejas, los garbanzos y las arvejas secas, han sido alimentos básicos durante miles de años. Las legumbres son ricas en proteínas y fibra, nutritivas, asequibles y fáciles de almacenar. A pesar de los beneficios que ofrecen, su consumo ha disminuido en las dietas modernas, lo que contribuye al aumento de enfermedades crónicas.1
Investigaciones recientes destacan el contenido de almidón resistente en las legumbres, el cual actúa como un agente prebiótico, ya que sirve de alimento para las bacterias beneficiosas de los intestinos y promueve el bienestar. Si bien el almidón resistente de los granos y tubérculos está ampliamente estudiado, su presencia en las legumbres es un área emergente de investigación. Los científicos ahora están explorando el efecto del almidón resistente de las legumbres en la microbiota intestinal y la salud metabólica, particularmente en las poblaciones que envejecen.
Estudio
Se realizó una revisión exhaustiva de 20 estudios preclínicos y clínicos para examinar los beneficios de las legumbres para la salud intestinal y su almidón resistente. La investigación tuvo como objetivo comprender cómo estos alimentos dan forma al microbioma intestinal e influyen en la producción de ácidos grasos de cadena corta (AGCC), compuestos esenciales que promueven la salud digestiva. Los investigadores analizaron 40 años de datos de varios estudios que examinaron el consumo de legumbres y su impacto en la composición bacteriana del intestino, los marcadores metabólicos y la función inmunitaria.
Resultados
Los hallazgos de la revisión científica indican que comer legumbres mejora la salud intestinal al favorecer el crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas, como Bifidobacteria y Faecalibacterium, al tiempo que reducen las bacterias dañinas vinculadas a la inflamación y los trastornos metabólicos.
El almidón resistente de las legumbres llega intacto al intestino grueso, donde es fermentado por las bacterias intestinales, lo que conduce a una mayor producción de ácidos grasos de cadena corta (AGCC), en particular butirato. El butirato es crucial para mantener la integridad del revestimiento intestinal, reducir la inflamación y fortalecer el sistema inmunitario.
Además, el estudio encontró que el consumo de legumbres ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre, mejorar los perfiles de colesterol y promover la saciedad, lo que puede ayudar a controlar el peso.
¿Qué significa esto?
Los hallazgos subrayan la importancia de incorporar legumbres en la dieta para mejorar la salud intestinal y el bienestar general. Como la microbiota intestinal juega un papel crucial en la digestión, la inmunidad e incluso la salud mental, las opciones dietéticas que apoyan el equilibrio microbiano son esenciales.
Las legumbres ofrecen una forma natural y rica en nutrientes de nutrir las bacterias beneficiosas y mejorar la producción de AGCC, lo que, potencialmente, podría reducir el riesgo de enfermedades metabólicas y relacionadas con la inflamación. Gracias a su asequibilidad y versatilidad, las legumbres se pueden integrar fácilmente en las comidas (ya sea en sopas, ensaladas o guisos) para favorecer la salud intestinal y la fortaleza física. A medida que avanza la investigación, el almidón resistente derivado de las legumbres podría convertirse en un componente clave de las estrategias dietéticas para la salud intestinal y la longevidad.
Otras excelentes fuentes vegetales de almidón resistente son los plátanos verdes o machos, las papas cocidas y enfriadas, la avena y los anacardos, que también pueden favorecer la microbiota intestinal y la salud digestiva.
Fuentes
- Nutrients, Prebiotic Potential of Dietary Beans and Pulses and Their Resistant Starch for Aging-Associated Gut and Metabolic Health, 2022
Notas a pie de página
- Legume Science. (2022). The role of pulses in improving human health: A review. Retrieved February 18, 2025, from https://onlinelibrary.wiley.com/doi/pdf/10.1002/leg3.147